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5.4.05

Sin Título



A ti me enfrento, apoteosis irrisoria, hermano de la inseguridad, de la falacia, de la paradoja!
Suficientes se enfilan los males que has perpetrado ya, los corazones que has desgarrado y los espíritus que has abandonado maltrechos en el camino hacia la armonía.
Has engañado descaradamente, hundiendo con tu histeria los sueños más valiosos, más queridos y anhelados, título póstumo.
Pometiste jolgorio, prometiste alegría, incomnemsurables campos de felicidad, para luego morder la mano del que te ha alimentado ciegamente, viciando su fe y escupiendo indecibles pensamientos a los cuatro vientos.
Ruevuélcate, entonces, cuando te abandonan, título inservible, ilusorio, mentiroso, motor impío de la sedición, de la traición, pedestal quebrado que engolosinado con su risa se desboca espantosamente y ventila sus mentiras cuando es expuesta su intención a la luz de la verdad, pues ya no eres invisible!
Tu ancla en la cultura humana se corroe, puesto que la insipidez dura mucho entre los hombres y las mujeres, pero no es eterna. Y se encuentra en dicho lar mi regocijo, pues estoy convencido de que en el camino hacia la prosperidad, se desharán de ti cual trapo maculado de sangre.
Advierto y siempre advertiré a mis queridos sobre tus manias y podrán discriminarte cuando quieras acercárteles desde las sombras!
Así pues, sea con mi mal visto carcomido el semblante de tu tranquilidad, y mirad bien hacia abajo, porque allí en donde estás parado cederá y caerás gritando perdón en los abismos del olvido.

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