En esta oportunidad tengo algo diferente para vuestro regocijo. Se trata de un singular enigma. Proveeré recompensa en especias a aquél que se hiciere con la respuesta. No hay requisito alguno de participación, en tanto puede resolverlo absolutamente cualquier persona. El ganador será el primero que anexare a este post la respuesta correcta. El desafío estará vigente por treinta días desde la fecha de publicación del presente. Un saludo efusivo.
Su devoto servidor.
Un prisionero está encerrado en una celda que tiene dos puertas, una conduce a la muerte y la otra a la libertad. Cada puerta esta custodiada por un vigilante, el prisionero sabe que uno de ellos siempre dice la verdad, y el otro siempre miente. Para elegir la puerta por la que pasará solo puede hacer una pregunta a uno solo de los vigilantes. ¿Cómo puede salvarse?
Oda a la Última Oscuridad antes del Primer Rayo de Luz
Irreductible aquel rayo, inmutable nos atravesará Impíamente, estilo antaño potente porvenir sacudirá Quejarnos o acongojarnos No torcerán pentagramas que amable Luna regaló.
Así pululamos, ambiciosos sedientos de agua inversa Arena abunda en los pozos que imaginamos con inocencia Y penetra en nuestros poros Sin invitación, sin preguntar, como si estuvieran ociosos!
E indefensas, aún hermosas se levantan nuestras manos Queremos evitar la luz pero es inútil, somos humanos Y los sueños se deforman sangrando vierten su lamento Efebo abre su plumaje cual avestruz!
Este retrato difuso del tiempo caerá, y acompañado por más Pero sobrevivirá con suerte en alguna voluntad precoz Que sin vehemencia, sin anhelar osará ceñirse furia candente y este sinfín mutilará.
Quedaremos nosotros! Bellísimos guardaremos aquel recuerdo fantasmal Una historia de tantos colores ostentaremos y contaremos Nuestras desventuras, errores, alegría, aunque banal, inmortal no claudicará en sus abismos!
Regocíjate, Sol desdichado sólo sabes achicharrar Que degustes gozoso nuestra piel pues será ésta la última vez Que te atrevas a macularla y me verás marchar, idolatrado por lo invisible, lo sagrado.
Bien merecido es tal ahínco y fe del universo en mi ser No defraudo nunca sus designios abrazado a él quiero permanecer En mis pensamientos soy rey príncipe y a la vez esclavo Pero de este Sol nunca seré hermano!
Existe algo más, en definitiva, que un número concreto de vidas trazadas como modelos a seguir en forma ineludible. Aquél que se encierre en una función determinada para su vivencia, rechazando la sorpresa y el autoconocimiento, perecerá lentamente en los calabozos de la infelicidad y del conformismo. Es menos aberrante y autodestructivo arrancarse los ojos y arrojarlos lejos que el engolosinarse con la escasez de estos prototipos vacíos, inícuos, traicioneros y petulantes, confiando en ellos como si de nuestros progenitores se tratase. Lo único que repugna más es que toda circunstancia y presión de tipo informativo lo corrobore como el camino del éxito, cuando por siglos trajo fracaso, hambre, guerra, y sinfín de indignaciones. Y me ahoga en tristeza el ver cómo aquí, allá, acullá, ejércitos de juventud derrochan el precioso regalo que es sentir la sangre correr por sus venas, la incuestionable libertad que lleva en su vientre la voluntad, férrea o difusa, determinada o no, por convertirse en una única palabra o dos, de bordes difusos pero afilados, olvidándose para siempre de su nombre propio y enajenando su personalidad por monedas. Y todo esto en virtud de un título que nunca se acordó de ellos y les fue esquivo hasta cuando escuchó mencionar su nombre insípido. Un castillo de arena que se desmorona cuando intenta tocárselo y lanza el tarascón si nos acercamos demasiado. Una persona se enriquece con el estudio, pero si cree que el estudio le reportará una plataforma superior de pensamiento y recursos sólo cuando finalice su carrera, y no en forma paulatina, y acompañado por todos los aspectos que explícita o implícitamente se agregan, sea experiencia de vida, roces con otros campos ónticos, el mismo amor, se perderá en sus propios libros y apuntes. No existe una vocación determinada para cada uno, sino que, como mínimo, cada uno tiene una mezcla de vocaciones, y por más marcada que sea una en particular, nunca podrá ni deberá ser considerada absoluta, porque esto hace al encasillamiento y la consecuente pobreza analítica y de razonamiento cuando aquel individuo se baja del pedestal y recorre un campo que no es el suyo. Y, liminarmente, asesto la última osadía que al tópico concierne: la vocación verdadera se forma a lo largo de la vida, y no conlleva un nombre de común acuerdo con la sociedad, y decidirla a temprana edad provoca que la mayoría colapse contra paredes que sus propias ambiciones levantaron cuando aún conservaban en su espíritu la certeza de que, sin importar nada más, aquello que quisieran ser serían, y aquello que quisieran hacer de sus vidas harían.